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miércoles, 29 de febrero de 2012

El verdadero discípulo no necesita del vegetarismo ni de disciplina




Si los estudiantes de ocultismo disciplinaran su vida más inteligentemen­te, estudiaran con más cuidado el problema de la alimentación y durmieran las horas necesarias con más determinación, y si trabajaran con precavida parsimonia y menos impulsivamente (no importa cuán elevada sea la aspira­ción), obtendrían mejores resultados, y los Grandes Seres podrían contar con auxiliares más eficientes en la tarea de servir al mundo.
Mago discreto es aquel que cuida la preparación de su vehículo inferior a fin de llevar consigo el fuego con el cual trabaja, y esto lo alcanza mediante la disciplina y la pureza total.
El verdadero discípulo no necesita del vegetarismo ni de disciplina física, por la razón de que ningún apetito de la carne lo domina. Su problema reside en otra parte, constituyendo pérdida de tiempo y de energía, dedicar la atención en "hacer las cosas básicamente correctas", porque lo hace automá­ticamente y porque sus hábitos espirituales contrarrestan las tendencias físicas inferiores; la adquisición de dichos hábitos le permite vencer automá­ticamente el llamado de esos deseos que dan por resultado la satisfacción del deseo inferior.

 Nadie es aceptado en el círculo del ashrama (nombre técnico aplicado a la categoría correspondiente a quienes están en vísperas de recibir la iniciación o son preparados para la misma) si existe peligro de ser domi­nado por los apetitos físicos.
Esta es una afirmación verídica. Atañe particular y específicamente a los que se preparan para la primera iniciación.

 La moderación en todas las cosas, el inteligente empleo de las formas sustenta­doras y el olvido de sí mismo, son las características del discípulo, pero no del principiante.   
Reiteraré: las disciplinas físicas tiene su valor en las primeras etapas e imparten un sentido de proporción y percepción de defectos y limitaciones.
Tienen su lugar en tiempo y espacio, eso es todo. Una vez que el discípulo ha penetrado en el mundo del alma, emplea todas sus formas con inteligencia, comprende su propósito, no comete excesos ni se preocupa ni siente mayor interés por ellas. Aparta sus ojos de sí mismo y los dirige al mundo de los verdaderos valores. No guarda ningún sentimiento autointeresado, porque la percepción grupal va reemplazando rápidamente su conciencia individual.

Om Pami Padme Hum

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