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miércoles, 24 de agosto de 2011

SOMOS SERES SINTIENTES


¿Sentimientos “negativos“?

No hay tal cosa. Todos los sentimientos son como deben ser, contribuyen a nuestra vida, y en ese sentido son positivos. El problema es el concepto cultural de los llamados sentimientos “negativos“ que nos impide procesarlos bien y que nos hace la vida tan difícil.

Somos seres “sintientes”

Todo el tiempo sentimos. Estamos equipados con el don de sentir. Lo necesitamos para hacer experiencias y madurar a través de ellas, lo necesitamos para conectarnos con los demás y con la naturaleza y para orientarnos en la vida. Nuestros sentimientos no son otra cosa que movimientos internos de nuestra energía vital, movimientos de nuestra alma. Podríamos estar en sintonía con nuestros sentimientos, podríamos disfrutarlos; pero a veces no es así.
A menudo nos sentimos incómodos porque estamos sintiendo uno de los llamados “sentimientos negativos”. Entonces estamos involucrados en un profundo conflicto interno. Por un lado nuestra alma nos hace sentir algún sentimiento perfectamente natural, por otro lado la sociedad hasta ahora nos viene adoctrinando con la creencia, que ese sentimiento es un sentimiento negativo, o sea un sentimiento que no deberíamos sentir. Y si lo sentimos a pesar de eso, tenemos que tratar de oprimirlo de alguna manera; y si no logramos eso, debemos sentir vergüenza.
De esa manera perdemos nuestro sentido natural de dignidad, perdemos el amor a nosotros mimos. Entonces estamos separados de nosotros mismos. Donde hubiera un sentido natural de amor a nosotros mismos, donde nos sentiríamos amados y valorados tal como somos. Es hora de recuperar nuestra relación positiva con todos nuestros sentimientos. Es hora de recuperar la conexión íntima con nuestra alma.

La naturaleza de nuestra alma

La realidad natural de nuestra alma es que todos los sentimientos contribuyen de forma positiva a nuestra vida. Los llamados “sentimientos negativos” suceden cuando alguna situación no esta en resonancia con una cualidad, una fuerza, un sentido interno del alma. Suceden cuando esa fuerza del alma se siente desafiada por una situación externa. Por eso decimos que todos los llamados “sentimientos negativos” en realidad son: sentimientos desafiados.

Dos ejemplos, Ira y Tristeza:

La ira es determinación desafiada.
Por ejemplo sentimos ira cuando alguien nos trata mal. En esa ira se mueve, se levanta nuestro sentido interno de dignidad para poder responder adecuadamente a ese desafío. ¿Que hay de negativo, de malo en eso?
Cuando nos sentimos mal con la ira (por ser “negativa”) la reprimimos o la sacamos para afuera en forma violenta e improductiva. Con eso perdemos nuestra fuerza de determinación (por ejemplo de asegurar un trato justo).
En cambio: cuando podemos aceptar totalmente a la ira, cambia el panorama. Como resultado de una aceptación tal, podemos sentirnos bien con la ira, la podemos percibir como fuerza de conseguir lo que realmente queremos, la podemos disfrutar como energía, la podemos sentir como determinación clara. Ya no vamos a reaccionar impotente y violentamente. Vamos a poder actuar con consciencia y determinación a favor de lo que realmente queremos.
La tristeza: Nos sentimos tristes cuando percibimos la perdida de algo que estábamos valorando. La tristeza es nuestro sentido de valoración que se siente desafiado por esa perdida y quiere procesarla. Por ejemplo: podría ser que sentimos amor, cercanía e intimidad con una persona querida. De repente esa persona se distancia o incluso se va de viaje por tres meses. Nuestro sentido de amor y valoración es el que va sentir la perdida. Quiere permanecer en el amor y en la cercanía. La tristeza es nuestro sentido de valoración en movimiento. En ese movimiento esta buscando la fuente interna del amor para poder procesar el sentimiento de la perdida, para poder mantener la calidad de valoración, amor y cercanía
Ahora: Cuando reprimimos la tristeza (por ser un sentimiento “negativo”) ya no podemos pensar con gratitud en lo bueno que teníamosEs así que perdemos la conexión con el amor y la cercanía, perdemos lo que estábamos valorando (en nuestro ejemplo la conexión con la persona que está viajando).
Y mientras mantenemos una tristeza reprimida ya no podemos abrirnos otra vez para recibir una calidad parecida en nuestra vida. Así realmente perdemos lo que habíamos valorado. Además se reduce nuestra capacidad de valorar experiencias bellas y disfrutarlas profundamente. Necesitamos cada vez más estímulos externos para sentir algo de bienestar.
En cambio: Cuando nos sentimos bien con la tristeza podemos permitirle a nuestro sentido de valoración que se mueva, que termine su movimiento natural. De esa manera vamos a quedar en contacto con la calidad que estábamos valorando. Podemos mantener el amor a pesar de las limitaciones del espacio y del tiempo. Podemos pensar en lo bueno con gratitud y nos podemos abrir otra vez para recibir una calidad parecida. Asumiendo y procesando de esa manera nuestras experiencias frustrantes del amor podemos incluso ir desarrollándonos hacia un amor incondicional.
No es casualidad que los llamados sentimientos negativos todos son movimientos de nuestra alma buscando la respuesta humana a un desafío, buscando la manera de madurar con esas experiencias. En esos sentimientos se están moviendo importantes fuerzas del alma. Por ejemplo el sentido de dignidad, de la auto-expresión, el sentido de justicia, el del amor, de la conexión con los seres humanos, con la naturaleza y otros. 

¿Pero a caso la rabia no es violenta? ¿La tristeza no nos quita fuerza? ¿El miedo no nos limita? ¿Y no son desagradables esos sentimientos?

Todas esas preguntas son ecos de los códigos viejos de una sociedad opresora. Provienen de códigos que excluyen partes importantes de nuestra alma y bloquean nuestra habilidad de procesar bien los sentimientos desafiados. Son códigos que son inadecuados para vivir una vida que realmente refleje la naturaleza humana y su potencial.
¡Y no es tan difícil! no solo estamos equipados con el don de sentir si no también con la habilidad interna de procesar e integrar todos nuestros sentimientos en nuestro sentido de bienestar. 

¿Qué hacer entonces con nuestros sentimientos negativos?

No podemos anularlos, ¡existen! Son energía generada en nuestro cuerpo y si no los afrontamos pueden quedarse atrapados, ya que se convierten en energía contenida y puede causar daños serios a nuestra salud. Un ejemplo de esto es la somatización.
Cuando una persona niega sus sentimientos e intenta bloquearlos, el cuerpo intenta sacarlos de alguna manera y puede convertirlos en síntomas físicos, como dolores crónicos, alergias, contracturas, migrañas, etc. Que al ser evaluados por un médico y realizar los análisis correspondientes no encuentran un origen orgánico de enfermedad. Lo grave del asunto no es solo el hecho de que estos síntomas pueden disminuir la capacidad de la persona para ser funcional social y laboralmente, sino que a la larga, los sentimientos negativos atrapados disminuyen las defensas del organismo para enfrentar los agentes patógenos exponiendo al organismo a verdaderas y graves enfermedades tales como el cáncer, neumonía, etc.
Siendo energía, la mejor manera de liberarlos es experimentarlos. Descubrirás que al experimentarlos totalmente ésta energía sale de tu cuerpo. De nada te sirve negarlos, reprimirlos, resistirte a ellos o sentirte culpable por sentirlos porque de ésta manera agravas la situación.

La clave es sentir

No se trata de gritar o agreder a las personas. Estos sentimientos no son culpa de nadie, son responsabilidad de cada uno. No son las acciones de los demás las que los provocan sino la tendencia aprendida de encasillar las situaciones, personas o a tus propias aptitudes y actitudes como buenas o malas. El agredir a los demás solo generará energía negativa en las demás personas y será una cadena sin final.

Conéctate con tu cuerpo…

Cuando identifiques una sensación displacentera explora tus sentimientos respecto a una situación recién vivida, y antes de reaccionar de manera explosiva detente. Apártate un momento, recuerda que el tiempo en soledad es tan importante o más que el que le dedicas a cualquier otra persona o actividad ya que del estar bien contigo mismo depende el que estés bien con los demás. Concéntrate en ese miedo, ese enojo o esa tristeza y experiméntalo sin juzgarte, ya que la culpa y el recriminarnos por nuestras emociones son pensamientos negativos que prolongan las sensaciones displacenteras en nuestro cuerpo. Sólo déjalo correr por tu cuerpo mientras respiras profundamente. Llora si lo necesitas, grita, deja a esa angustia o esa opresión coexistir con tu cuerpo. Los sentimientos son energía que al dejarla fluir sin intentar retenerla,  después de un rato se extinguirá. Por lo tanto, esta bien sentir…
Retomando los puntos clave acerca de los sentimientos:
  1. Aceptalos… sin juzgarlos, sin criticarlos, sin sentirte culpable por ellos.
  2. Expresalos: Esto ayuda a aceptarlos y a reconocerlos. Puedes escribirlos, comentarlos con un amigo o familiar o con un profesional en el área emocional (la manera de expresárselos a las personas que creemos responsables es con asertividad y eso requiere de un artículo completo aparte, pon atención en las siguientes ediciones, vamos paso por paso).
  3. ¡Siente!… Así como le dedicas tiempo a la gente, al trabajo, al ocio… dedícate un tiempo a ti mismo y en soledad experimenta tus sentimientos… Simplemente, déjalos coexistir y fluir.
Por Psic. Gabriela Merino Huber

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