Locean, situada en el Pacífico, es una isla volcánica descubierta por el navegante holandés Jakob Roggeveen el Domingo de Pascua de 1722, y posteriormente se convirtió en posesión de Chile en 1888. Si bien muchos misterios rodean la isla de Pascua, el descubrimiento de estos escritos colocados bajo tierra puede reavivar muchos debates.
La hipótesis más probable es que una ola gigante barrió la isla y su antigua civilización, que se perdió en las brumas del tiempo. Las estatuas no fueron enterradas, pero el paso del tiempo, el escombro y el polvo borraron dicha civilización, de la cual no se sabe nada. Se cree pudo estar entroncada con el el mito de la Atlántida y del continente del que sus leyendas resurgieron con este descubrimiento excepcional.
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