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miércoles, 11 de enero de 2012

¿Quién Soy Yo? (Nan yar?)


Las Enseñanzas de Bhagavan Sri Ramana Maharshi


Introducción

«¿Quién soy Yo?» es el título dado a un conjunto de preguntas y respuestas que tratan de 
la indagación del Sí mismo. Las preguntas fueron formuladas a Bhagavan Sri Ramana Maharshi
por un tal Sri M. Sivaprakasam Pillai en torno al año 1902. Sri Pillai, un licenciado en Filosofía, 
era en aquel momento empleado del Departamento de Renta Pública del Sur Arcot Collectorate. 

Durante su visita a Tiruvannamalai en 1902 en mi-sión oficial, fue a la Cueva de Virupaksha en 
la Colina de Arunachala y encontró al Maestro allí. Buscó de él guía espiritual, y solicitó 
respuestas a preguntas concernientes a la indagación del Sí mismo. Como Bhagavan no 
hablaba en aquel entonces, no debido a algún voto que hubiera hecho, sino debido a que 
no tenía la inclinación a hablar, respondió a las preguntas que se le hicieron con gestos, 
y cuando éstos no eran entendidos, con escritura. Tal como las recopiló y registró 
Sri Sivaprakasam Pillai, hubo catorce preguntas con las respuestas a ellas dadas por 
Bhagavan. Este registro fue publicado por primera vez por Sri Pillai en 1923, junto con un 
par de poemas compuestos por él mis-mo, que contaban cómo la gracia de Bhagavan 
había operado en su caso, disipando sus dudas y salvándole de una crisis en la vida. 
«¿Quién soy Yo?» ha sido publicado varias veces subsiguientemente. En algunas 
ediciones encontramos treinta preguntas y res-puestas, y veintiocho en otras. Hay publicada 
también otra versión en la cual no se dan las preguntas, y las enseñanzas están reordenadas 
en la forma de ensayo. La traducción inglesa existente, es de este ensayo. La traducción 
presente es la del texto en la forma de veintiocho preguntas y respuestas.
Junto con Vicharasangraham (indagación del Sí mismo o Autoindagación), Nan Yar (¿Quién soy
Yo?) constituye el primer conjunto de instrucciones en las propias palabras del Maestro. Éstas
dos son las únicas obras en prosa entre las Obras de Bhagavan. Ex-ponen claramente la 
enseñanza central de que la vía directa a la liberación es la Autoin-dagación. La manera 
particular en la que ha de hacerse la Autoindagación se expone con lucidez en Nan Yar. 
La mente consiste en pensamientos. El pensamiento «yo» es el primero que surge en la mente. 
Cuando se persigue persistentemente la indagación «¿Quién soy yo?», todos los demás 
pensamientos se destruyen, y finalmente el pensa-miento «yo» mismo se desvanece, 
dejando sólo al supremo Sí mismo no dual. Así acaba la falsa identificación del Sí mismo 
con los fenómenos del no-sí mismo, tales como el cuerpo y la mente, y hay iluminación, 
Sakshatkara. El proceso de la indagación, por supuesto, no es un proceso fácil. Cuando 
uno indaga «¿Quién soy yo?», surgirán otros pensamientos; pero a medida que surgen, 
uno no tiene que ceder a ellos siguiéndolos; por el contrario, uno debe preguntar «¿A 
quién surgen?» Para hacer esto, uno tiene que ser extremadamente vigilante. Mediante la 
indagación constante uno debe hacer que la mente permanezca en su fuente, sin 
permitirla divagar y perderse en los laberintos de pensamientos creados por ella misma. 
Todas las demás disciplinas como el control del soplo y la meditación en las formas de Dios, 
deben ser considerados como prácticas auxiliares. Son útiles en la medida en que ayudan 
a devenir quiescente y concentrada.
Para una mente que ha ganado pericia en la concentración, la indagación del Sí mismo 
deviene comparativamente fácil. Por la indagación incesante se destruyen los pensamientos 
y se realiza el Sí mismo —la Realidad plena en la que no hay siquiera el pensamiento «yo», 
experiencia a la que se alude como «Silencio».
Ésta, en sustancia, es la enseñanza de Bhagavan Sri Ramana Maharshi en Nan Yar (¿Quién soy 
Yo?).

Universidad de Madrás
30 de Junio de 1982

Om Namo Bhagavathe Sri Ramanaya

¿Quién Soy Yo? (Nan Yar?)

Como todos los seres vivos desean ser felices siempre, sin ninguna miseria, como en el caso de 
cada uno se observa que hay un amor supremo por el sí mismo de uno, y como sólo la felicidad 
es la causa del amor, para ganar esa felicidad que es la propia naturaleza de uno y que se 
experimenta en el estado de sueño profundo, donde no hay ninguna mente, uno debe conocer 
su propio Sí mismo. Para eso, el medio principal es la vía del conocimiento, la indagación de la 
fórmula «¿Quién soy yo?».

1. ¿Quién soy yo?
Yo no soy el cuerpo grosero que está compuesto de los siete humores (dhatus); yo no soy las 
cinco facultades de sensación, a saber, los sentidos del oído, el tacto, la vista, el gusto, y el 
olfato, que aprehenden sus objetos respectivos, a saber, el sonido, la textu-ra, el color, el sabor,
y el olor; yo no soy las cinco facultades de acción, a saber, las fa-cultades del habla, la 
locomoción, la prehensión, la excreción, y la procreación, que tienen como funciones respectivas,
hablar, moverse, agarrar, excretar, y gozar; yo no soy los cinco soplos vitales, prana, etc., 
que desempeñan respectivamente las cinco fun-ciones de inhalar, etc.; yo no soy siquiera la 
mente que piensa; yo no soy tampoco la nesciencia, que solo está dotada de las impresiones 
residuales de los objetos, y en la cual no hay ningún objeto ni ningún funcionamiento.

2. Si yo no soy ninguno de estos, entonces ¿quién soy yo?
Después de negar todo lo mencionado arriba como «esto no», «esto no», sólo ese Conocimiento
que queda —sólo eso yo soy.

3. ¿Cuál es la naturaleza del Conocimiento?
La naturaleza del Conocimiento es existencia-consciencia-felicidad.

4. ¿Cuando se obtendrá la realización del Sí mismo?
Cuando el mundo, que es lo-que-se-ve, haya sido eliminado, habrá realización del Sí mismo, que 
es el veedor.

5. ¿No habrá realización del Sí mismo mientras el mundo esté aquí (se tome como re-al)?
No habrá.

6. ¿Por qué?
El veedor y el objeto visto son como la cuerda y la serpiente. De la misma manera que el 
conocimiento de la cuerda, que es el sustrato, no surgirá a menos que desaparezca el falso 
conocimiento de la serpiente ilusoria, así también la realización del Sí mismo, que es el sustrato, 
no se obtendrá a menos que se elimine la creencia de que el mundo es real.

7. ¿Cuándo puede ser eliminado el mundo, que es el objeto visto?
El mundo, desaparecerá cuando la mente, que es la causa de toda cognición y de to-das las 
acciones, devenga quiescente.

8. ¿Cual es la naturaleza de la mente?
Lo que se llama mente, es un poder pasmoso que reside en el Sí mismo. Hace que surjan todos los 
pensamientos. Aparte de los pensamientos, no hay ninguna cosa tal como la mente. Por 
consiguiente, el pensamiento es la naturaleza de la mente. Aparte de los pensamientos, no hay 
ninguna entidad independiente llamada el mundo. En el sueño profundo no hay pensamientos, y no 
hay ningún mundo. En los estados de vigilia y sue-ño con sueños, hay pensamientos, y hay 
también un mundo. De la misma manera que la araña emite de sí misma el hilo (de la telaraña), y 
nuevamente lo retrae adentro de sí misma, así también la mente proyecta el mundo de sí misma y
de nuevo lo reabsorbe adentro de sí misma. Cuando la mente sale del Sí mismo, aparece el mundo.
Por consiguiente, cuando el mundo aparece (como real), el Sí mismo no aparece, y cuando el Ser 
aparece (brilla), el mundo no aparece. Cuando uno indaga persistentemente dentro de la naturaleza de la mente, ésta acabará dejando al Sí mismo (como el residuo). Lo que se llama el Sí mismo, es el Atman. 
La mente existe siempre sólo en dependencia de algo grosero; no puede permanecer sola. La 
mente es lo que se llama el cuerpo o el alma (ji-va).

9. ¿Cuál es la vía de indagación para comprender la naturaleza de la mente?
Eso que surge como «yo» en este cuerpo, es la mente. Si uno indaga en cuanto a dónde surge 
primero en el cuerpo el pensamiento «yo», uno descubre que surge en el corazón. Ese es el lugar 
de origen de la mente. Sólo con pensar constantemente «yo»-«yo», uno será conducido a ese 
lugar. De todos los pensamientos que surgen en la mente, el pensamiento «yo» es el primero. 
Sólo después del surgimiento de este pensa-miento «yo» surgen los otros pensamientos. Sólo 
después de la aparición del pronombre personal de la primera persona, aparecen los pronombres 
personales de la segunda y la tercera persona; sin el pronombre personal de la primera persona, 
no habrá el segundo ni el tercero.

10. ¿Como devendrá quiescente la mente?
Por la indagación «¿Quién soy yo?». El pensamiento «¿Quién soy yo?» destruirá todos los otros
pensamientos, y al igual que la estaca utilizada para remover la pira fu-neraria,
finalmente él mismo acabará destruido. Entonces, surgirá la Realización del Sí mismo
 (o la Autorrealización).

11. ¿Cuál es el medio para aferrarse constantemente al pensamiento «¿Quién soy yo?»?
Cuando surgen otros pensamientos, uno no debe perseguirlos, sino que debe inda-gar: «¿A quién 
surgen?» No importa cuántos pensamientos puedan surgir. A medida que surge cada pensamiento,
uno debe indagar con diligencia, «¿A quién ha surgido este pensamiento?». La respuesta que 
emergerá, será «A mí». Por consiguiente, si uno inda-ga «¿Quién soy yo?», la mente recederá a 
su fuente; y el pensamiento que surgió deven-drá quiescente. Con una práctica repetida de esta 
manera, la mente desarrollará la peri-cia para permanecer en su fuente. Cuando la mente, que es 
sutil, sale a través del cere-bro y de los órganos de los sentidos, aparecen los nombres y las 
formas groseras; cuando permanece en el corazón, los nombres y las formas desaparecen. No 
dejar que la mente salga, sino retenerla en el Corazón, es lo que se llama «intimidad» (antar-
mukha). Dejar que la mente salga del Corazón es conocido como «externalización» (bahir-mukha). 
Así pues, cuando la mente permanece en el Corazón, el «yo», que es la fuente de todos los 
pensamientos, desaparecerá, y el Sí mismo, que existe siempre, brillará. Todo lo que uno hace, 
uno debe hacerlo sin la egoidad «yo». Si se actúa de esa manera, todo aparecerá como de la 
naturaleza de Siva (Dios).

12. ¿No hay ningún otro medio para hacer a la mente quiescente?
Aparte de la indagación, no hay ningún otro medio adecuado. Si a través de otros medios se
busca controlar a la mente, la mente parecerá estar controlada, pero aparecerá de nuevo.
También a través del control del soplo, la mente devendrá quiescente; pero estará quiescente
solo mientras el soplo permanezca controlado, y cuando el soplo se reanude, la mente también
comenzará a moverse de nuevo y divagará impelida por las impresiones residuales. La fuente
es la misma tanto para la mente como para el soplo. En verdad, el pensamiento es la naturaleza
de la mente. El pensamiento «yo» es el pri-mer pensamiento de la mente; y eso es la egoidad.
De donde se origina la egoidad, tam-bién se origina el soplo. Por consiguiente, cuando la mente
deviene quiescente, el soplo deviene controlado, y cuando el soplo es controlado, la mente
deviene quiescente. Pero en el sueño profundo, aunque la mente deviene quiescente, el soplo
no se detiene. Esto se debe a la voluntad de Dios, para que el cuerpo pueda ser preservado y
para que las demás gentes no tengan la impresión de que está muerto. En el estado de vigilia
y en samadhi, cuando la mente deviene quiescente, el soplo está controlado. El soplo es la
forma grosera de la mente. Hasta el momento de la muerte, la mente mantiene el soplo en el
cuerpo; y cuando el cuerpo muere, la mente se lleva el soplo con ella. Por consi-guiente, el
ejercicio del control del soplo es sólo una ayuda para hacer a la mente quiescente
(manonigraha); pero no destruirá a la mente (manonasa). Lo mismo que la práctica del
control del soplo, la meditación en las formas de Dios, la repetición de mantras, la restricción
en la alimentación, etc., no son más que ayudas para hacer a la mente quiescente.
A través de la meditación en las formas de Dios y a través de la repetición de man-tras, la mente 
deviene concentrada. La mente siempre estará vagando. Así como cuando se da una cadena a un 
elefante para que la sostenga en su trompa, se dedicará a sostener la cadena y nada más, así 
también cuando la mente está ocupada con un nombre o una forma sólo se aferrará a eso. Cuando
la mente se expande en forma de incontables pen-samientos, cada pensamiento deviene más débil;
pero cuando los pensamientos se di-suelven, la mente deviene concentrada y fuerte; para una 
mente así, la indagación del Sí mismo deviene fácil. De todas las reglas restrictivas, la que se 
refiere a la toma de ali-mento sátvico en cantidades moderadas, es la mejor; observando esta 
regla, la cualidad sátvica de la mente aumentará, y será de gran ayuda para la indagación del Sí 
mismo.

13. Las impresiones residuales (pensamientos) de los objetos parecen avanzar como las olas de 
un océano. ¿Cuándo serán destruidas todas ellas?
A medida que la meditación sobre el Sí mismo se haga cada vez más alta, los pen-samientos serán
destruidos.

14. ¿Es posible que las impresiones residuales de los objetos, que vienen por así decir de un tiempo
sin comienzo, se disuelvan y que uno permanezca como el puro Sí mismo?
Sin ceder a la duda «¿Es posible, o no?», uno debe aferrarse persistentemente a la meditación 
sobre el Sí mismo. Incluso si uno es un gran pecador, uno no debe inquietar-se y llorar «¡Oh!, yo 
soy un pecador! ¿Cómo puedo yo ser salvado?»; uno debe renun-ciar completamente al 
pensamiento «yo soy un pecador», y concentrarse fervientemente en la meditación sobre el Sí 
mismo; entonces, ciertamente, uno triunfará. No hay dos mentes —una buena y la otra mala; la 
mente es sólo una. Son las impresiones residuales las que son de dos tipos —auspiciosas e 
inauspiciosas. Cuando la mente está bajo la influencia de las impresiones auspiciosas, se llama 
buena; y cuando está bajo la influen-cia de las impresiones inauspiciosas, se considera como mala.
A la mente no debe permitírsele divagar hacia los objetos mundanos ni hacia lo que concierne a 
otras gentes. Por muy malas que otras gentes puedan ser, uno no debe te-nerles odio. Tanto el 
deseo como el odio deben ser evitados. Todo lo que uno da a los demás, se lo da a uno mismo. Si 
se comprende esta verdad, ¿quién no dará a los otros? Cuando surge el sí mismo de uno, todo 
surge; cuando el sí mismo de uno deviene quies-cente, todo deviene quiescente. En la medida en 
que nos comportemos con humildad, en esa medida habrá buenos resultados. Si la mente se torna 
quiescente, uno puede vivir en cualquier parte.

15. ¿Cuánto tiempo debe ser practicada la indagación?
Mientras hay impresiones de objetos en la mente, se requiere la indagación «¿Quién soy yo?» A 
través de la indagación a medida que los pensamientos surgen, deben ser destruidos 
inmediatamente en el mismo lugar de origen. Si uno recurre a la contempla-ción del Sí mismo 
ininterrumpidamente, hasta que el Sí mismo es obtenido, eso sólo bastará. Mientras haya enemigos
dentro de una fortaleza, continuarán saliendo; si son destruidos a medida que emergen, la 
fortaleza caerá en nuestras manos.

16. ¿Cuál es la naturaleza del Sí mismo?
Lo que existe en verdad, es sólo el Sí mismo. El mundo, el alma individual y Dios, son apariencias 
en él. Lo mismo que la plata en la madreperla, estos tres aparecen al mismo tiempo, y desaparecen
al mismo tiempo. El Sí mismo es eso donde no hay ab-solutamente ningún pensamiento «yo». Eso 
es llamado «Silencio». El Sí mismo es el mundo; el Sí mismo mismo es «yo»; el Sí mismo mismo es 
Dios; todo es Siva, el Sí mismo.

17. ¿No es todo la obra de Dios?
Sin deseo, propósito o esfuerzo, el sol sale; y en su mera presencia, la piedra solar emite fuego, el
loto florece, el agua se evapora; las gentes cumplen sus diversas funcio-nes, sus diversas 
actividades, y entonces descansan. Lo mismo que en la presencia del imán la aguja se mueve, por
virtud de la mera presencia de Dios las almas gobernadas por las tres funciones (cósmicas) o la 
quíntuple actividad divina, cumplen sus acciones y entonces descansan, de acuerdo con sus 
respectivos karmas. Dios no tiene ningún propósito; ningún karma se adhiere a Él. Lo mismo 
sucede con las acciones mundanas, que no afectan al sol, o como los méritos y deméritos de los 
otros cuatro elementos, que tampoco afectan al omnipenetrante espacio.

18. De los devotos, ¿quién es el más grande?
El que se entrega al Sí mismo, que es Dios, es el devoto más excelente. Entregar el sí mismo de 
uno a Dios, significa permanecer constantemente en el Sí mismo sin dejar sitio a que surja algún 
pensamiento diferente del pensamiento del Sí mismo. Cualquier peso que se pone en Dios, Él lo 
soporta. Puesto que el poder supremo de Dios hace que todas las cosas se muevan, ¿por qué, sin 
someternos a él, debemos inquietarnos nosotros constantemente con pensamientos sobre lo que 
debe ser hecho y cómo, y sobre lo que no debe ser hecho y cómo? Nosotros sabemos que el tren 
lleva toda la carga, de modo que después de subirnos a él, ¿por qué debemos llevar nuestro 
pequeño equipaje sobre la cabeza, para nuestra incomodidad, en lugar de ponerlo en el tren y 
sentirnos cómo-dos?

19. ¿Qué es no apego?
Cuando los pensamientos surgen, destruirlos completamente sin ningún residuo en el mismo lugar 
de su origen, es no apego. De la misma manera que el buscaperlas ata una piedra a su cintura, se
hunde hasta el fondo del mar y allí coge las perlas, así tam-bién cada uno de nosotros debe estar
dotado de no apego, sumergirse dentro de uno mismo y obtener la Perla del Sí mismo.

20. ¿No es posible para Dios y el Gurú efectuar la liberación de un alma?
Dios y el Gurú solo mostrarán la vía a la liberación; por sí mismos, ellos no llevarán al alma al estado
de liberación. En verdad, Dios y el Gurú no son diferentes. De la mis-ma manera que una presa que
ha caído en las fauces de un tigre no tiene ninguna esca-patoria, así también aquellos que han 
entrado dentro del ámbito de la graciosa mirada del Gurú serán salvados por el Gurú, y no se 
perderán; sin embargo, cada uno debe, por su propio esfuerzo, seguir la vía mostrada por Dios o el
Gurú, y obtener la liberación. Uno puede conocerse a sí mismo sólo con su propio ojo del 
conocimiento, y no con el de algún otro. ¿Acaso necesita Rama la ayuda de un espejo para saber 
que él es Rama?

21. ¿Es necesario para el que anhela la liberación indagar la naturaleza de las catego-rías (tattvas
)?
Lo mismo que el que quiere tirar la basura no tiene ninguna necesidad de analizarla y ver lo que es,
así también el que quiere conocer al Sí mismo no tiene ninguna necesi-dad de contar el número de 
las categorías o de indagar sus características; lo que tiene que hacer es rechazar enteramente 
las categorías que ocultan al Sí mismo. El mundo debe ser considerado como un sueño.

22. ¿No hay ninguna diferencia entre la vigilia y el sueño con sueños?
La vigilia es larga, y el sueño corto; además de esto, no hay ninguna diferencia. De la misma 
manera que los acontecimientos del estado de vigilia parecen reales mientras uno está despierto, 
así también parecen reales los de un sueño mientras uno está soñan-do. En el sueño la mente 
toma otro cuerpo. Tanto en los estados de vigilia como de sue-ño con sueños, los pensamientos, 
nombres y formas acontecen simultáneamente.

23. ¿Es de alguna utilidad la lectura de libros para aquellos que anhelan la liberación?
Todos los textos sagrados dicen que para obtener la liberación, uno debe hacer a la mente 
quiescente; por consiguiente, su enseñanza final es que la mente debe ser hecha quiescente; 
una vez que se ha comprendido esto, no hay ninguna necesidad de leer inde-finidamente. En 
orden a aquietar la mente, uno sólo tiene que indagar dentro de uno mismo, qué es el propio 
Sí mismo de uno; ¿cómo puede hacerse esta indagación en los libros? Uno debe conocer su Sí 
mismo con el ojo de la sabiduría propio de uno. El Sí mismo está dentro de las cinco envolturas; 
pero los libros están fuera de ellas. Puesto que el Sí mismo ha de ser indagado dentro desechando
las cinco envolturas, es inútil buscarlo en los libros. Vendrá un tiempo en el que uno tendrá que
olvidar todo lo que ha aprendido.

24. ¿Qué es la felicidad?
La felicidad es la naturaleza misma del Sí mismo; la felicidad y el Sí mismo no son diferentes. No 
hay ninguna felicidad en ningún objeto del mundo. Nosotros imagina-mos, a través de nuestra 
ignorancia, que sacamos felicidad de los objetos. Cuando la mente sale, experimenta sólo miseria.
En verdad, cuando se cumplen sus deseos, vuelve a su propio lugar y goza la felicidad que es 
el Sí mismo. Similarmente, en los estados de sueño profundo, samadhi, desmayo, y cuando se 
obtiene el objeto deseado o se elimina el objeto no deseado, la mente deviene vuelta hacia 
adentro, goza la pura Felicidad del Sí mismo. Así pues, la mente se mueve sin descanso, saliendo
del Sí mismo y volviendo a él alternativamente. Debajo del árbol la sombra es agradable; a campo
abierto el calor es abrasador. Una persona que ha estado caminando al sol siente fresco cuando
llega a la sombra. Alguien que va constantemente de la sombra al sol y del sol a la sombra, es un 
necio. Un hombre sabio permanece constantemente en la sombra. Similarmente, la mente del que 
conoce la verdad, no deja al Brahman. La mente del ignorante, al contra-rio, da vueltas en el 
mundo, sintiéndose miserable, y por un ratito vuelve a Brahman a experimentar felicidad. De 
hecho, lo que se llama el mundo es sólo pensamiento. Cuan-do el mundo desaparece, es decir, 
cuando no hay ningún pensamiento, la mente experi-menta felicidad; y cuando el mundo aparece, 
sufre miseria.

25. ¿Qué es la intuición de la sabiduría (jnana-drsti)?
Permanecer quiescente es lo que se llama intuición de la sabiduría. Permanecer quiescente es
disolver la mente en el Sí mismo. La telepatía, conocer los acontecimien-tos pasados,
presentes y futuros, y la clarividencia, no constituyen la intuición de la sabiduría.

26. ¿Cuál es la relación entre la no deseación y la sabiduría?
La no deseación es sabiduría. Las dos no son diferentes; son lo mismo. La no de-seación es 
abstenerse de volver la mente hacia cualquier objeto. La sabiduría significa la no aparición de 
ningún objeto. En otras palabras, no buscar lo que es otro que el Sí mismo, es desapego o no 
deseación; no dejar el Sí mismo, es sabiduría.

27. ¿Cuál es la diferencia entre la indagación y la meditación?
La indagación consiste en retener la mente en el Sí mismo. La meditación consiste en pensar 
que el propio sí mismo de uno es el Brahman, existencia-consciencia-felicidad.

28. ¿Qué es la liberación?
Indagar en la naturaleza del propio sí mismo de uno, que está en la esclavitud, y realizar la 
verdadera naturaleza de uno, es la liberación.

SRI RAMANARPANAM ASTU

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